En los últimos meses son muchas las personas que han descubierto a raíz de una analítica rutinaria que tienen la Vitamina D a niveles más bajos de los recomendados. En este post te explicamos cómo solucionarlo.

¿Qué es la vitamina D?

La vitamina D, también denominada calciferol, es una vitamina liposoluble imprescindible para la mineralización de los huesos, para la absorción del calcio y para la regulación del sistema inmunológico. De esta manera, su déficit puede acarrear trastornos como osteoporosis, raquitismo o alteraciones en el funcionamiento muscular.

El cuerpo humano la obtiene a través de la dieta en menor proporción, y de forma principal a través de la piel por acción de los rayos UVB de la luz solar.

Por esta razón, el déficit de vitamina D suele ser común en zonas geográficas situadas al norte (por la menor incidencia de los rayos solares) o en personas de edad avanzada, ya que su piel no produce vitamina D de forma tan eficiente como en personas jóvenes, y sus riñones no tienen la misma capacidad de transformarla en su forma activa. Además, también son pacientes de riesgo aquellas personas que padecen enfermedades que provocan su mala absorción, como la enfermedad celiaca, obesidad o insuficiencia renal.

¿Por qué está creciendo el número de pacientes con déficit de esta vitamina?

Se calcula que en nuestro país casi un 60% de los adultos e incluso un 80% de la población de mayor edad tienen déficit de esta vitamina.

Esto se debe principalmente a los cambios en los hábitos de vida que ha sufrido la sociedad, agravados con el confinamiento (como permanecer mucho más tiempo en casa o en el lugar de trabajo), así como al aumento de concienciación con la protección solar.

¿Cómo puedo mantener la vitamina D en niveles saludables?

La exposición solar es el punto más importante. Intenta mantener una exposición solar de 10 minutos cada día en al menos el 40% del cuerpo. Y recuerda que si la exposición va a ser mayor a ese periodo de tiempo es imprescindible la fotoprotección solar, tanto tópica como oral.

Ingiere alimentos ricos en vitamina D:

Huevo
Pescado azul (salmón, atún, sardinas)
Langostinos
Pollo
Ternera
Lácteos (Queso curado, leche y mantequilla)
Frutas, verduras y hongos (Aguacate, champiñones y brócoli)
Legumbres

Por último, puedes completar tu dieta con suplementos vitamínicos (siempre bajo recomendación de profesionales sanitarios)