16 Oct DOLOR CRÓNICO: ¿TIENE SOLUCIÓN?
Como bien afirma Ardem Patapoutian, Premio Nobel de Medicina en 2021, el dolor es esencial para nuestra supervivencia. Es una emoción desencadenada por procesos sensoriales que nos advierte que algo no va bien. Nos señala que hay una herida o enfermedad, y nos incita a tomar medidas para solucionarlo. Aunque su manifestación de forma aguda tiene un rol de protección, el problema aparece cuando este dolor se cronifica y su utilidad desaparece. En este post te contamos en qué consiste el dolor crónico y cómo manejarlo.
¿QUÉ ES EL DOLOR CRÓNICO?
A rasgos generales, el dolor crónico puede definirse como aquel dolor que persiste a la causa original de su aparición, y se prolonga durante más de tres meses. Estas dos características principales son las que le diferencian en gran medida del dolor agudo, que es aquel que acompaña una lesión y va disminuyendo en intensidad hasta resolverse en un periodo inferior a tres meses.
Es una patología que repercute a casi 95 millones de personas solo en Europa (6 millones en España), afectando de manera directa a la calidad de vida de las personas que lo sufren. Por esa razón, es muy importante tratarlo de manera correcta y con los menores efectos adversos posibles.
¿POR QUÉ SE CRONIFICA EL DOLOR?
Cuando en nuestro organismo se produce una lesión y se prolonga en el tiempo, puede amplificarse la señal de dolor, llegando a la médula espinal mucha más información nociceptiva, es decir, de percepción de dolor. Esto provoca una liberación masiva de neurotransmisores que puede ocasionar cambios en las neuronas. De esta manera, se desarrollan respuestas pro-inflamatorias que amplifican la señal nociceptiva. En consecuencia, la sensación de dolor es mayor y prolongada en el tiempo.
¿QUÉ ENFERMEDADES CURSAN CON DOLOR CRÓNICO?
El dolor crónico puede suponer hasta un 50% de las consultas en Atención Primaria. Esto se debe a que hay una gran variedad de trastornos que pueden desencadenarlo. Desde trastornos prolongados no resueltos como cáncer, polineuropatía diabética, artrosis, artritis reumatoide o hernia de disco, hasta una lesión leve que pueda originar cambios de sensibilización en el Sistema Nervioso. También es importante recalcar que el dolor crónico acompaña a una gran variedad de patologías en las que el factor desencadenante se desconoce, como cefalea crónica, dolor abdominal crónico, dolor neuropático o fibromialgia.
Por todo ello es una enfermedad difícil de abordar, de manera que incluso un 39% de los pacientes con dolor crónico pueden tardar más de un año en recibir un diagnóstico.
SIGNOS Y SÍNTOMAS DEL DOLOR CRÓNICO
Además de la sensación de dolor, el dolor crónico puede producir de manera gradual signos vegetativos, como cansancio intenso, trastornos del sueño, disminución o pérdida de apetito, pérdida de peso o disminución de la líbido.
CONSECUENCIAS DEL DOLOR CRÓNICO
Al ser sufrido de manera constante, es muy frecuente que el dolor crónico conduzca a la depresión y ansiedad, e interfiera en las actividades cotidianas. Como consecuencia, los pacientes pueden volverse inactivos y aislarse socialmente. Además, esto provoca un círculo vicioso en el que los factores psicológicos pueden amplificar el dolor existente, resultando incluso desproporcionado en relación con la patología que lo provoca.
Todo ello puede conducir a una sensación de fracaso e impotencia que causa irritabilidad hacia uno mismo y su entorno, por lo que es fundamental que el tratamiento sea abordado de manera multidisciplinar.
SOLUCIONES PARA EL DOLOR CRÓNICO
Cuando el dolor aparece, es fundamental abordarlo de manera inmediata para evitar que se cronifique. Sin embargo, una vez que el dolor crónico aparece y persiste, el tratamiento debe ser multimodal para tratar todo el abanico de trastornos que ocasiona.
Fármacos convencionales
Los diferentes tipos de fármacos se establecen según la escala de dolor, y siempre a la dosis mínima efectiva.
– Dolor leve: Analgésicos no opioides como AINEs (ibuprofeno, por ejemplo), paracetamol o metamizol.
– Dolor moderado: Opiáceos débiles, como tramadol, codeína o tramadol con paracetamol.
– Dolor intenso: opiáceos potentes, como morfina, buprenorfina o fentanilo.
– Los casos de dolor severo deben ser tratados en unidades especializadas de dolor.
Tratamiento con Cannabidiol
El Cannabidiol (CBD) es un compuesto que actúa a nivel del Sistema Nervioso Central, por lo que carece de efectos psicotrópicos y no causa dependencia. Es un potente analgésico que actúa rápidamente suprimiendo el dolor cuando se ingiere, inhala o se aplica vía transdérmica.
Puede ser un aliado del dolor crónico por su poder analgésico y antiinflamatorio. Además, trabaja sinérgicamente con los opiáceos, pudiendo ser un tratamiento complementario.
Su administración vía tópica en geles o cremas puede aportar un alivio localizado, ya que el CBD no penetra a la vía sanguínea.
Métodos físicos
La fisioterapia o la Terapia Ocupacional pueden resultar muy beneficiosas en pacientes con dolor crónico.
La estimulación eléctrica nerviosa transcutánea también puede ser de utilidad, ya que utiliza corriente baja en oscilaciones de baja frecuencia para aliviar el dolor.
Técnicas de medicina integral
Las técnicas de medicina integral incluyen disciplinas como acupuntura, osteopatía, reiki, yoga, taichí o meditación. Son complementarias al tratamiento farmacológico y pueden aportar un mayor bienestar al paciente.
Terapias psicológicas y conductuales
Como ya hemos comentado con anterioridad, el dolor provoca tensión y frecuentemente ansiedad, lo cual puede a su vez aumentar el dolor. Por esa razón es fundamental complementar el tratamiento con diferentes terapias psicológicas como la relajación progresiva de Jacobson y el entrenamiento autógeno de Schultz, mindfulness, técnicas operantes o tratamiento cognitivo-conductual.
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